Cuando Karen Bartlett tomó el medicamento antiinflamatorio no esteroideo Sulindac en 2004 para tratar su leve dolor de hombro, nunca imaginó los horrores que estaba a punto de sufrir. En cuestión de semanas de usar la pastilla para el dolor, su piel comenzó a desprenderse de manera tan agresiva que perdió casi 2/3 de su piel y tuvo que pasar casi dos meses en una unidad de quemados. Además, pasó varios meses más en un coma inducido médicamente. La grave reacción alérgica dañó sus pulmones, su esófago y la dejó legalmente ciega.
Llevó su aterradora historia a los tribunales y demandó a Mutual Pharmaceutical Company, el fabricante que hizo la pastilla para el dolor Sulindac. Sus abogados argumentaron que el medicamento en sí era peligroso y defectuoso y un jurado estuvo de acuerdo y le otorgó $21 millones por sus lesiones, dolor y sufrimiento. Un tribunal de apelaciones confirmó el veredicto.
Ahora, la Corte Suprema está escuchando argumentos este mes para decidir si Mutual puede ser realmente considerada responsable de las lesiones de Linda Bartlett y el resultado podría tener graves repercusiones para las compañías farmacéuticas, los reguladores federales y los pacientes en todo el país. Esta decisión llegará casi dos años después de que la Corte Suprema limitara severamente las condiciones bajo las cuales los consumidores de medicamentos genéricos podían demandar a los fabricantes. En 2010, la Corte Suprema dictaminó que como los fabricantes genéricos no tenían control sobre las etiquetas de advertencia, por lo tanto no podían ser demandados por los riesgos de sus medicamentos. Sin embargo, este caso es un poco diferente. Los abogados de Bartlett no argumentaron que las advertencias fueran inadecuadas; argumentaron que el medicamento en sí estaba fabricado de manera defectuosa y era peligroso.
La ley federal prohíbe a todos los fabricantes de medicamentos genéricos desviarse del medicamento de marca que están copiando y Sulindac no es una excepción. Copiaron un medicamento similar al ibuprofeno que fue aprobado en 1978 y vendido por Merck. Mutual está apelando la decisión original del tribunal basándose en el hecho de que no tenían ningún derecho a cambiar el diseño del medicamento.
Este caso es de suma importancia para los fabricantes de medicamentos y los consumidores en todo el país por dos razones:
- Si la Corte Suprema está de acuerdo con Mutual y dictamina que las compañías de medicamentos genéricos no pueden ser demandadas por productos defectuosos, entonces los consumidores y pacientes tendrán poco recurso cuando sean lesionados por un medicamento genérico defectuoso.
- Si la Corte Suprema falla a favor de la Sra. Bartlett, entonces los jurados individuales y los grandes juicios podrían llevar a los fabricantes de medicamentos a retirar medicamentos valiosos del mercado.
Como todos los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, Sulindac llevaba una etiqueta de advertencia de que los pacientes podían desarrollar una reacción rara pero grave conocida como síndrome de Stevens-Johnson.
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