Con las festividades de Seafair a la vuelta de la esquina y un clima hermoso por delante, es hora de empezar a pensar en la seguridad en el mar. En 2011, la Guardia Costera contabilizó 4588 accidentes relacionados con embarcaciones que resultaron en 758 muertes, 3081 heridos y aproximadamente $52 millones de dólares en daños a la propiedad, como resultado de accidentes de navegación recreativa, siendo el alcohol el factor principal en el 16% de todas las muertes en embarcaciones. El delito de Navegar bajo la influencia (BUI) en el estado de Washington es un delito menor, castigado con un máximo de 90 días de cárcel y una multa de $1,000.
En 2011 hubo 93 accidentes de navegación y 15 muertes en el estado de Washington. En caso de una emergencia, puede ser necesario nadar para sobrevivir, lo que requiere coordinación, juicio, visión y equilibrio; todos ellos afectados por el consumo de alcohol. El informe de la Guardia Costera de 2011 muestra que la razón número uno de las muertes relacionadas con el alcohol en embarcaciones es la disminución de la coordinación después de caer al agua. Cuando la actividad cerebral normal se retrasa, las habilidades cognitivas y el juicio disminuyen. Es crucial tener habilidades cognitivas completamente funcionales al operar una embarcación, ya que hay muchas variables que pueden provocar un accidente.
Con otros nadadores, navegantes y objetos inanimados para evitar, es importante estar lo más alerta posible en todo momento. Tener una visión aguda es crucial para evitar estas variables y cuando se está bajo la influencia del alcohol, casi todos los aspectos de la visión se ven afectados. La disminución de la percepción de profundidad, la visión periférica, la visión nocturna, la capacidad de distinguir colores y el enfoque deficiente hacen que los navegantes intoxicados tengan 10 veces más probabilidades de morir que los navegantes sobrios.
Aunque el verano trae clima cálido y, en algunos casos, agua cálida, para una persona intoxicada la capacidad de juzgar la temperatura se ve afectada. El alcohol crea una sensación física de calor que puede llevar al navegante a pensar que está cómodo cuando en realidad es más susceptible a la hipotermia. Cuando se cae al agua fría, el navegante puede no salir de la situación lo suficientemente rápido debido a estos factores y puede ocurrir una lesión o muerte.
La disminución del oído medio por el alcohol puede confundir a una persona que cae al agua para distinguir arriba de abajo, lo que aumenta el riesgo de ahogamiento en comparación con una persona sobria. En muchos casos, los navegantes no usan chalecos salvavidas con la suposición de que solo los niños pequeños que no saben nadar los necesitan. La persona intoxicada suele estar en un barco con otros que también han estado bebiendo, por lo que es limitada la probabilidad de un rescate exitoso en el agua.
Todos estos factores, combinados con el sol, el ruido, el viento y el rocío experimentados mientras se navega, aceleran e incrementan la disminución del bebedor y pueden tener consecuencias mortales. Es importante estar consciente de su entorno y del hecho de que no todos los navegantes son tan responsables como usted. Asegúrese de tener siempre un chaleco salvavidas disponible para cada persona en la embarcación, incluyendo adultos. Los accidentes pueden ocurrir sin previo aviso, por lo que es importante estar preparado en caso de que una embarcación se vuelque. Aunque pueda ser un buen nadador, si está lejos de un muelle en el momento de un accidente, la ayuda puede estar a horas de distancia.
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